Una vuelta en la casa de
A inventé una de mis clásicas
pelotudeces rebuscadas(*) que les voy a explicar a continuación.
A había cocinado fideos.
(Probablemente sin mi ayuda.)
Después de servidos sendos tazones, llegó el momento de la decisión.
No había diferencias importantes entre las porciones.
No eran diferentes los recipientes, salvo quizás por el color.
En definitiva, no había motivo alguno para preferir uno u otro.
El juego es muy simple.
Habiendo
2 cosas para repartir y
2 participantes, comienza uno de ellos.
(La manera de determinar quién empieza está fuera del alcance de esta publicación.)
Llamémoslos
P1 y
P2.
(La P es de "participante" che!)
Sea
C el conjunto de número naturales menores a
4.
Sean
a y
b pertenecientes a
C que cumplen
a > b o
b > a.
P1 elige el valor de
a, asociado al primer objeto, y el de
b, asociado al segundo.
P2 elige, independientemente, un valor para
x (ponele), también perteneciente a
C (obvio).
Si
x = a,
P2 se queda con el objeto correspondiente a
a, es decir, el primero.
Si
x = b,
P2 se queda con el objeto correspondiente a
b, es decir, el segundo.
(Acá está la joda!)
Si
x no pertenece al conjunto formado por
a y
b, se empieza de nuevo con los roles invertidos.
Si no se desea depender de la buena voluntad de los participantes puede incorporarse un componente de fiscalización objetiva. Por ejemplo, se pueden anotar las asociaciones elegidas por
P1 para la corroboración posterior de
P2.
En definitiva, es tan boludo como elegir numeros distintos del
1 al
3 para cada cosa a repartir.
El
twist es el tercer, y virtual, objeto que representa la inversión de roles en el proceso.
(*) Digo pelotudeces rebuscadas porque así las catalogan los meros mortales que no les encuentran la gracia. Acaba de nacer la label P.R., pelotudeces rebuscadas!
Lo rebuscado tiene su valor.
De ninguna manera es cierto que lo más simple es mejor.
A veces soy rebuscado por
claridad.
A veces soy rebuscado por
diversión.
A veces no soy rebuscado... sólo para
despistar. ;)